Desde que se planteó oficialmente la Iniciativa Yasuní-ITT, a inicios del año 2007, afloraron las dudas, muchas dudas. La idea de dejar 850 millones de barriles de crudo pesado en el subsuelo amazónico, a cambio de una compensación internacional, causó y causa aún estupor. En una economía adicta al petróleo, proponer no extraer el 20% de las reservas de crudo del país, asomaba como una locura a tiempo completo. Y lo sorprendente es que esta idea loca fue cobrando adeptos y fuerza con el tiempo. Más allá de las dudas que aún le persiguen, la aceptación del presidente Rafael Correa y su posterior apoyo fueron decisivos. A él se debe que se convierta en política pública la posibilidad de no explotar el petróleo en el ITT, dejando en segundo plano la opción de... |