El actual gobierno de Rafael Correa aparece como el ganador en la clásica disputa ecuatoriana entre legislativo y ejecutivo, a través de acciones no siempre legales e institucionales. A pesar de esta devaluación de normas democráticas y del Estado de derecho, de modo revelador, nunca antes un presidente ha logrado tanta popularidad. El jefe de Estado ecuatoriano exhibe la mejor cuota de aceptación en el mundo (76%). En contraste, la aceptación en la opinión ciudadana de los partidos, y sobre todo del Congreso, nunca ha sido tan baja (4%). Los grandes perdedores son los partidos y el Congreso englobados, sin distingo, en la llamada ‘partidocracia’ que de manera simplista es considerada la encarnación del ‘mal’. De acuerdo al discurso del gobierno y su... |