Los sucesos vividos en nuestro país en los últimos meses constituyen un hito sobresaliente dentro de un proceso de oposición y combate al cerrado dominio de la globalización neoliberal. Se trata de un proceso sobresaliente porque ha roto con la tradición usual, de al menos estas dos últimas dos décadas, de dominio del eje del poder de la democracia neoliberal –sectores monopolistas y funcionarios políticos de la partidocracia– que siempre contó con el beneplácito de la jerarquía neoconservadora de las iglesias. Tratándose ya no de un proceso más sino de un proceso menos porque forma parte de la caída global –no del capitalismo salvaje (porque, salvaje quiere decir otra cosa) sino de la caída del capitalismo más delincuente y duro, de la caída del Muro de... |