En el centro del tiempo histórico moderno se sitúa el tema de la revolución. Ésta se presenta como consumación de un tiempo acumulado, ruptura, apertura o transición a un tiempo nuevo, realización de la plenitud de los tiempos. En la modernidad capitalista la revolución está vinculada a la Ilustración, a la Razón. A partir de la Revolución Francesa (1789), durante dos siglos, la historia de la modernidad se ha guiado por el imaginario de la revolución. Desde el punto de partida, en conexión con la Revolución Norteamericana (1776), se amplifica el sentido moderno occidental. Mientras tanto, se silencian las fuentes de otro sentido revolucionario, la Revolución de Túpac Amaru (1781), de los indios de la Región Andina, contemporánea a la Revolución Francesa... |